SOMBREROS PARA BALENCIAGA (CON PERMISO DE WLADZIO). EXPOSICIÓN ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE SOMBREREROS


Fotografía de Irving Penn para Balenciaga (1950) vs Caty Arnau para Los Tocados de Anaida (2019)


Desde la Asociación Española de Sombrereros, a la que pertenezco, queremos rendir homenaje al genial modisto Cristóbal Balenciaga para el 125 aniversario de su nacimiento y estamos preparando una exposición de sombreros y tocados basados en los trabajos de la casa Balenciaga. Dicha muestra  llevará por nombre SOMBREROS PARA BALENCIAGA (CON PERMISO DE WLADZIO). 



Fotografía Caty Arnau para Los Tocados de Anaida (2019) vs Cecil Beaton para Balenciaga (1962)

De momento, no os puedo adelantar más acerca de la exposición, pero sí sobre las dos piezas que he realizado expresamente para la misma y que espero que os gusten. Pero antes de continuar con las piezas, voy a poneros un poco en situación en referencia a la figura de Balenciaga y la creación de las piezas de sombrerería que salían de sus talleres.


Cristobal Balenciaga (1895, Guetaria- 1972, Jávea) fue hijo de un pescador de Guetaría y una costurera. Por el taller de su madre pasaban ricas prendas venidas de París de los aristócratas que veraneaban en San Sebastián. Este fue el primer contacto que el hijo de la costurera tuvo con el mundo de la moda y el arte, ya que Balenciaga solía acompañar a su madre a las visitas a las villas palaciegas de aquellos ilustres veraneantes, que incluían a la familia real.

El apoyo familiar hizo posible que Balenciaga abriese su primer taller en 1917. Después de esa primera apertura, Balenciaga consiguió apoyo económico de dos mecenas importantes, la marquesa de Casa Torres y el que fuese su socio y mentor, el francés de origen ruso Wladzio Jaworoski d”Attainville.


Wladzio se convirtió en un incondicional colaborador de Balenciaga. Se sabe muy poco de él, pero los testimonios de aquellos que lo conocieron hablan de su gran sensibilidad y su gusto y modales exquisitos. No se tiene constancia de cuándo se conocieron Balenciaga y Wladzio, aunque probablemente fue en uno de los numerosos viajes que el modisto realizaba a París para ver las nuevas colecciones de alta costura. Lo cierto es que Wladzio fue una pieza clave en el diseño y la planificación de la casa de costura de Cristóbal Balenciaga. Él se instaló en San Sebastián para ayudarlo a establecerse por su cuenta y vivió con él hasta la marcha de ambos a París en 1936, donde siguieron compartiendo su vida sin ocultarse, pero con mucha discreción.


Cuando Balenciaga llega a París, tiene 42 años. Huye de la guerra Civil española, estamos en 1936, y para conquistar la cuna de la alta costura tiene oficio y experiencia. Un oficio aprendido de su madre y de llevar unos 20 años con las riendas de su negocio, que llegó a tener de manera simultánea, tiendas en San Sebastian, Madrid y Barcelona.

Balenciaga consiguió reinar en París, y modistos de la talla de Christian Dior y Coco Chanel, le veneraban. Chanel dijo de él que sólo el maestro español era capaz de confeccionar una prenda perfecta de principio a fin con sus propias manos, mientras que todos los demás eran meros “diseñadores”.

Cristóbal Balenciaga fue uno de los genios de la moda del s. XX y sus creaciones de alta costura han sido enormemente veneradas ya que creó sucesivamente siluetas y conceptos jamás vistos antes, superando a todos sus coetáneos y convirtiéndose en ejemplo para los que llegaron después. Pero es cierto que se ha hablado poco de los sombreros que salieron de sus talleres con la etiqueta de “Balenciaga”.

Los sombreros de Balenciaga son una parte más de su moda. Y con ellos se buscaba que los volúmenes estuviesen perfectamente coordinados con el resto de las formas, de tal modo que la silueta quedase completamente rematada.


Balenciaga era capaz de convertir un sencillo abrigo en una obra escultural de una sola costura, el modisto estaba obsesionado con el cuello y la clavícula de la mujer, con el movimiento y la elegancia natural, más cercano al erotismo japonés que a los parámetros occidentales de belleza. Por ello, basculaba las prendas para despejar la zona de la nuca, y los peinados, tocados y sombreros eran clave en sus creaciones de “feminidad contenida” que no ensalzaban la carne, el pecho, ni el escote.


El trabajo interior de una prenda de vestir era todo un mundo de frunces, estiramientos, embebidos, picados pinzas, cortes, entretelas y organzas, aparentemente sencillas en el exterior pero complejas en su interior: a imagen y semejanza del maestro.

Mientras que en otros muchos talleres de grandes modistos de su época, subcontrataban la fabricación de los tocados y sombreros de la firma, en el caso de Balenciaga, en las instalaciones de sus talleres en París, había dos salas dedicadas a la sombrerería.


Balenciaga no diseñaba los sombreros, pero trabajaba estrechamente con los sombrereros que trabajaban para él, cuyas piezas serían portadoras de la exclusiva “etiqueta” de la casa Balenciaga.
Dos fueron los sombrereros que colaboraron con él, su querido socio y pareja Wladzio (hasta su muerte en 1948) y Ramón Esparza, el cual compartió, después de la muerte de Wladzio, trabajo y vida hasta la muerte del maestro.

En 1948, la muerte de Wladzio dejó desolado a Balenciaga. Y en señal de luto, el maestro realizó todas las prendas de su colección de ese año de color negro.

Los sombreros de Balenciaga fueron los más elaborados de París en aquellas décadas. Pero durante la Segunda Guerra Mundial, las autoridades decidieron cerrar sus talleres de sombrerería basándose en las directrices de austeridad, y acusándolo de alentar una moda extravagante para la sombrerería.





En las décadas de los 50 y 60, sus sombreros se hicieron cada vez más surrealistas. Jugaba con las formas y materiales innovadores, igual que lo hacía en las prendas de vestir, aunque siembre era fiel seguidor de sus premisas: formas escultóricas, líneas limpias y utilización casi siempre de las piezas monocromáticas. Emplea mucho los casquetes tipo pill box y también los sombreros escultóricos de gran tamaño para combinar con trajes sastre de día con líneas muy rectas.


Actualmente muchas de sus prendas y piezas de sombrerería, como obras de arte que son, pertenecen a las importantes colecciones del Museo Victoria & Albert de Londres, Museo Balenciaga de Guetaria, el Museo del Traje de Madrid, entre otros.

Muchos de los sombreros del Victoria & Albert pertenecieron a la famosa Gloria Guinness, exigente y fiel clienta de Balenciaga, que fue nombrada en numerosas ocasiones  como una de las mujeres más elegantes a nivel mundial.

Otras clientas muy famosas fueron: Mona Bismark, la reina Fabiola de Bélgica, Pauline de Rotschild, Greta Garbo, Grace Kelly, Ava Gadner, Marlene Dietrich, etc.

Después de hacer esta revisión sobre la obra de Balenciaga, os voy a pasar a mostrar los tocados que me han servido de inspiración para realizar mis reinterpretaciones de las piezas que salían de los talleres del maestro. 


En primer lugar, escogí como inspiración esta pieza tan especial de los años 50 que es un casquete joya realizada en hilo de seda dorado alambrado.

 


En la pieza que he realizado en mi atelier, he querido tomar como referencia tanto la forma como el concepto del casquete joya original de Balenciaga, pero llevándolo a mi terreno con una técnica que me caracteriza, la del tocado joya realizado con ramajes de hilo de cobre dorado y esmalte, todo modelado y aplicado a mano.



En este caso además, para potenciar más aún el concepto de joya del tocado, he querido engarzar en él 100 cristales negros facetados y unas perlas blancas, ambos de Swarosky.






Además de realizar esta pieza tan especial, quise intentar recrear esas icónicas imágenes de estudio en blanco y negro de los años 50 de Irving Penn para Balenciaga, en las que se utilizaba una iluminación direccional proveniente de un lateral, que porporcionaba a las imágenes un aire dramático muy potente.


Para ello colaboré con algunas de mis compañeras del gran equipo de nuestro Espacio Artístico París, y creo que juntas hemos conseguido unos resultados muy convincentes. 


Irving Penn para Balenciaga vs Caty Arnau para Los tocados de Anaida


Nuestra querida fotógrafa Caty Arnau se encargó de poner todo su enfoque y buen saber hacer para conseguir estos fotones.


Nuestra maga de la aguja Rita Glyndawood fue la artífice de realizar esta magnífica estola de seda negra de inspiración Balenciaga que combinada con nuestros guantes en crudo de antelina, nos transportan a los diseños del maestro.


Y nuestra querida Maria Luisa de Polvo de Hada, fue la artífice de la magia con su maquillaje y estilismo espectacular para conseguir este look tan fifties.


Irving Penn para Balenciaga vs Caty Arnau para Los tocados de Anaida





Para el segundo tocado quise realizar algo totalmente diferente al tocado joya y por eso elegí como referencia uno de los casquetes de la década de los 60 de Balenciaga. Uno de los diseños con mucho volumen que tanto le gustaban al maestro y que hacían las veces de recogido en la cabeza de su clientas.


El tocado original estaba realizado en tul negro con un lazo en seda y todo ello montado sobre un casquete para esconder el recogido de la clienta.


Para reintepretación que he realizado de este tocado en el atelier, he utilizado en lugar de capas de tul, crin plisado en negro sobre un casquete de tipo pill box conformado en horma con un piqué de seda negro y el conjunto se remata con un maxi lazo de seda y piqué.









Al igual que en el caso anterior, quisimos realizar una puesta en escena con el tocado recreando la estética de las fotos que Cecil Beaton realizó para Balenciaga y este ha sido el resultado...


Fotografía de Caty Arnau para Los Tocados de Anaida (2019) vs Cecil Beaton para Balenciaga (1962)


Par mí Balenciaga con estas siluetas, nos quiere mostrar a una mujer fuerte, elegante y muy segura de sí misma con una gran personalidad, que pisa fuerte allá por donde va.






Con estas líneas os cierro este post con el que espero que hayáis disfrutado tanto como todo el equipo creando estas piezas y su puesta en escena. Mil gracias artistas por esta colaboración tan bonita!


Estola Balenciaga by Rita Glyndawood
Maquillaje y estilismos by Polvo de Hada
Fotografía by Caty Arnau
Tocados y guantes by Los tocados de Anaida











Bibliografía:

"Los Sombreros de Cristóbal Balenciaga" www.lasombrereradeladymarlo.blogspot.com
“La cara oculta de Balenciaga” www.xlsemanal.com
“El Misterio de Balenciaga” www.revistavanityfair.es
“Balenciaga en 10 claves: el hijo de un pescador que se convirtió en maestro de la alta costura” www.vein.es
“Ellos conocieron a Balenciaga” www.lofficieel.es
“Balenciaga y la pintura española: el elegante pulso entre el modisto y los grandes bastiones de nuestro arte” www.elpais.com
“10 Lecciones fotográficas que aprendimos de Irving Penn” www.culturainquieta.com
"Balenciaga, permanecer en lo efímero" Documental TVE 2019















1 comentario:

  1. Cometiste un gran error. El diseñador y Władzio se sentirían indignados si estuvieran vivos. Wladzio no era ruso, sino Polaco. Es un gran insulto llamar ruso a un Polaco. Por favor, haz bien tu trabajo en el futuro.

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